Bordó

Guardo papeles
escritos con tu nombre.
Postales de barro
recuerdos de hielo.

Lo muerto vivo…
pero esta vez,
los deseos
concedidos.

Desde ahí te miro,
¿no me ves?
¿no me ves?
Desde ahí te sigo,
¿no me ves?
¿no me ves?

Tengo los parpados
pegados a un pañuelo
Los ojos intactos
y totalmente ciegos.

Lo muerto vivo…
pero esta vez,
los deseos
concedidos.

Desde ahí te miro
¿no me ves?
¿no me ves?
Desde ahí te sigo
¿no me ves?
¿no me ves?

Espero en la tarde
de la sucia calle
las puertas abiertas
el cuerpo bordó.

Duermo donde siempre
te guardo el mismo sitio,
sal y dulce agrio:
déjalo o déjalo.

Nada llega así nomás.

Cuando las canciones no te dicen más que hacer
que no hacer nada,
cuando faltan cartas en el mazo de tu yo
y estás desesperada;
cuando las penumbras no se apagan a la luz
de la mañana,
y las soledades te tomaron de rehén
y no te largan.

Con la última carta de tu último desdén
como trofeo,
y las frases hechas que se dicen al volver
desde el infierno;
desapareciendo en un abismo sin caer
ni padecerlo,
diez milisegundos no maquillan el ayer,
no hace bien el perder,
¡ya deberías saberlo!

Nada llega así nomás,
nada pasa por azar,
ni el susurro de los árboles al viento
ni el pequeño sacramento de tu infarto emocional.

Nada llega así nomás,
ni el silencio duele más
que el montón de sacrificios que mentiste
para sentirte muy triste pero no sentirte mal.

En la madrugada en la que todo sale mal
y no dormiste,
puestos a ser francos debería agradecer
que no te fuiste;
le rogaste al viento por un poco de piedad
en la tormenta;
mientras yo dejaba mis terrores deambular
más de la cuenta.

Diecisiete frases es el número cabal
de la desgracia,
no nos parecemos ni en el mínimo rencor
que nos disfraza;
listos, preparados; vamos a un viaje de a dos
hacia el futuro,
demos por sentado que no vamos a llorar
ni a dejarnos llevar
¡no es lo más oportuno!

Nada llega así nomás,
nada pasa por azar,
ni un minuto en el que al fin estemos solos
explicándonos el modo en el que vamos a escapar.

Nada llega así nomás,
nada es por casualidad;
ni el instante en el que pactamos la tregua
en el medio de la guerra para dejar de sangrar.


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Tu velero.

Tu velero lentamente toca puerto,
en tus velas se notó que había llovido;
en tus ojos, seres, mares memorables
aparentan estar vivos, apenas un instante.

Héroes viejos de tus cuentos de piratas,
navegar era tu insano amor prohibido;
tu velero reconoce de batallas
de esperar algo divino, una especie de trance.

Una colina con casas de marinos,
tus historias corriendo de boca en boca;
tu velero, el casi inaccesible cielo
y los golpes que se notan, a trasluz.

Nunca más tocó las costas tu velero,
se perdió en el infinito de tus sueños;
hoy te narran en los cuentos inconclusos
de un extraño tono, casi inenarrables.

Héroes viejos de tus cuentos de piratas,
navegar era tu insano amor prohibido;
tu velero esperaba las batallas
el destino (destino, destino), una especie de trance.

Porta-retratos.

Enterrados entre cajas de cristal,
entre recuerdos de besos,
entre anillos de metal;
suena un timbre y ya no espero,
ya no espero tu presencia
y de a ratos estoy ciego.

Aunque a veces te recuerde atrás del flash,
nada vuelve a ser lo mismo,
nada suena como ayer;
los colores se me esfuman,
se me parten en la piel,
se hacen parte de tus dudas.

Y yo debo saber
si todo es parte de un mismo final,
si las canciones no pueden callar
aunque sea a veces por nostalgia o por piedad;
debo saber
si todo es parte de 1 mismo final
juro que a veces te voy a encontrar
mintiendo lágrimas en el mismo fotofilm de ayer.

Si la vida se empecina por mentir,
por mostrar viejas heridas,
por recuerdos de palabras;
por las fotos de ese fin
de finales de ojos claros
balanceándose en la lluvia.

Sólo pido que ya dejes de llorar,
que la foto del final
hoy no se estire hasta el final;
ya no hay sangre entre mis ruinas
ni recuerdos que esconder
y sólo duele cuando río.

Y yo debo saber
si todo es parte de un mismo final,
si las canciones no pueden callar
aunque sea a veces por nostalgia o por piedad;
debo saber
si todo es parte de 1 mismo final
juro que a veces te voy a encontrar
mintiendo lágrimas en el mismo fotofilm de ayer.

Sólo te vas
aunque a veces mientas más,
sólo te vas
aunque a veces mientas más,
sólo te vas
aunque a veces duela más.

Zombie.

Tras tres vueltas, tres ciegas vueltas
mi refugio está habitable;
ya no invento tus voces tiernas,
soy un zombie que no despierta

Tras tus besos, soy el que limpia
mi osamenta de tus palabras;
mis pupilas ya están abiertas,
soy un zombie que no despierta.

Elegiste un mal momento
para pasear tus perlas finas;
desearía no ser un zombie
para poder verte dormida.

Desdén.

Imagino las penumbras en tus ojos al mirar atrás,
no fue noche la de anoche, no está bien decirlo así nomás;
fugitiva del desdén de los demás en carne propia vas sufriendo así,
ya no inventes nuestras culpas, no te lo puedo decir.

Y en el medio de tus propias sombras grises, te vas;
te trazaron la avenida para caminar.

Cuando solamente expreses una duda te vas a humanizar,
te verías como un poco menos fría, quizás;
te quedaste sin aliento en el medio de una frase cruel,
volverías, volvería, no lo sé muy bien.

Y en el medio de tus propias sombras grises, te vas;
te trazaron la avenida para caminar.

Y en el medio de tus propias sombras grises, te vas;
te trazaron la avenida para caminar,
con desdén.

Fatales.

Diseñados por un fuckin’ aprendiz de perdedor,
seguiremos dando vueltas a tu alrededor

Yo te he visto en otra parte,
juraría que fue así,
te quedaste mis diamantes,
me dejaste a como vine aquí;
repasando mis heridas,
escalando hacia la cruz,
y hoy que quise suicidarme
¡¡¡Justo me cortan la luz!!!

Yo que vi tus partes rotas
te compuse así nomás,
hoy te uso de escalera
si es que hubiera adónde escalar;
recelando de las cosas
que tuviese alrededor,
nunca dejo de esconderme
por las dudas haya sol.

Y ya no esperes más,
somos fatales,
no intentes entender,
lo inexplicable.

Diseñados por un fuckin’ aprendiz de perdedor,
seguiremos dando vueltas a tu alrededor.

Animales de oficina
en un rapto de sinceridad,
mantenidos a aspirinas
y jarabes de alcohol de quemar;
viviendo en las avenidas,
escondiéndonos de los demás,
cuidándonos de vampiros
y las nubes de alquitrán.

De tus luces guardo olvidos
y tu olvido es religión
para rezar por tu alma
si es tu alma lo que preciso yo;
cuánto tiempo te cuidaste
del amor y su espejismo cruel,
hoy tu sueño es esperanza
y el veneno lo que te sienta bien.

Y ya no esperes más,
somos fatales,
no intentes entender
lo inexplicable.

Diseñados a mansalva por un fuckin’ perdedor,
seguiremos dando vueltas a tu alrededor.

Entre laberintos.

Entre los pliegues de tu piel,
el espiral más alto;
apenas pruebo de caer,
el mundo es tan extraño.

Entre las sombras, mi dolor,
no hay punto de partida;
apenas pruebo de volver,
buscar una salida,

Y en el mar, ya sé...
todo en el mar yace.

Entre mil voces me encerré,
no siempre dicen algo;
la ruta es mi caparazón
para seguir a salvo.

No existe más mi corazón
si no te busco cerca;
extremos que nunca toqué,
aquel abismo aterra.

Y en el mar, ya sé...

Laberintos,
¿Dónde vas a estar?
Laberintos,
¿Cómo es escapar?

Gusanos.

No te miento
pero siempre estoy mintiendo
aunque no siempre te miento
¿o no es verdad?

Encerrado,
doblemente enamorado,
triplemente condenado
de soledad

Ya sé bien
que la tormenta supo a poco
y que tus labios están rotos
por callar.

Mil gusanos
se me trepan por las manos,
sé que esconden algo raro
¿o no lo ves?

Que te dije
que no te mirabas dentro;
que tu pena es el silencio
¿o estás muy bien?

¿Ya está bien
de sacrificios todo el tiempo,
de perderme los momentos?
No lo sé.

Juraría que
imagino las tormentas
mientras solamente mientas
esta vez.

Juraría que
imagino las tormentas
mientras solamente mientas
esta vez.

Calesitas.

Giro y giro alrededor,
te doy mil vueltas;
girar tal vez sea mejor
si seguís quieta.

Entre las hojas que el viento nos trae
estás impresa.

Todo pasado es mejor
que el que nos deja;
toda superproducción
demuestra grietas.

Entre las notas que estoy tocando hoy
se ven tus huellas.

Música de calesitas
entremedio de los dos,
no estás marchita.

Giro y giro alrededor
y no te encuentro;
todo yace en mi interior,
sos mi alimento.

Entre las gotas que caen como prismas
te sigo viendo.

Te esperaba y te esperé,
aún te espero;
todo produce terror,
el miedo es ciego.

Entre las notas,
estoy dejando piel,
estoy cayendo.

Música de calesitas...

Como comentario de este blog es que es un proyecto que hace rato tenemos ganas de hacer con el amigo Martín, pero los tiempos y las distancias muchas veces lo impiden. Esperemos poder plasmarlo algún día, mientras tanto acá van algunos temas.

Abrazos, Martín.